La Iglesia Ortodoxa Rusa pertenece a la gran familia universal de las Iglesias Cristianas particulares (locales), las que, en su conjunto, forman «una, santa, católica y apostólica Iglesia», tal como lo define el Credo, establecido en el Primer Concilio Ecuménico de Nicea (convocado en el año 325 por el emperador San Constantino el Magno) y en el Segundo Concilio Ecuménico de Constantinopla (convocado en el año 381 por el emperador de origen español Teodosio el Grande). En los inicios del Cristianismo existían tres grandes centros regionales o «metropolitanos», que eran «cabeza» de todas las iglesias episcopales de las ciudades de su zona de influencia: la Iglesia de Roma, fundada por los apóstoles San Pedro y San Pablo, la Iglesia de Antioquía, fundada también por el apóstol San Pedro, y la Iglesia de Alejandría, fundada por el apóstol San Marcos. En sus territorios se reunían desde el siglo II concilios (o sínodos) locales de todos sus obispos. Esta tres Iglesias formaban la llamada «triarquía». Luego se agregaron la Iglesia de Constantinopla y la Iglesia Madre de Jerusalén, llegándose, de tal manera, a la famosa «pentarquía», o sea «el gobierno de los cinco». (La Iglesia de Constantinopla fue fundada por el apóstol San Andrés, en el lugar Bizantión, donde luego San Constantino el Magno habría de construir en el año 330 la «Nueva Roma», luego llamada Constantinopla).
Estas cinco grandes iglesias eran al principio denominadas «Arzobispados» y luego «Patriarcados». Los cinco Patriarcados estaban, desde sus orígenes, en el territorio del Imperio Romano, hasta el siglo séptimo. Con la división del Imperio Romano por el emperador Teodosio el Grande en el año 395 en dos partes, oriental y occidental, la Iglesia Romana quedó en la parte occidental y los restantes cuatro Patriarcados quedaron en la parte oriental, por lo que estos últimos suelen ser llamados también «Iglesias Orientales». En Occidente, el Imperio Romano de Oriente es llamado desde el siglo XVI «Imperio Bizantino», por el nombre del lugar donde San Constantino construyó la nueva ciudad, declarada en el año 330 capital del Imperio Romano. Por lo tanto, las Iglesias Orientales a veces también son designadas como Iglesias «Bizantinas». Luego, con el correr de la historia, se fueron sumando nuevas Iglesias Ortodoxas independientes o «autocéfalas»: búlgara, serbia, rusa, griega, rumana, etc. Actualmente existe aproximadamente una quincena de iglesias ortodoxas autocéfalas.
En el año 1054 se produjo un cisma (separación) entre las Iglesias Orientales y la Iglesia Occidental. (Formalmente, debido a la introducción por la Iglesia Romana, desde principios del siglo XI, de las palabras «y del Hijo», en latín «Filioque», al Credo de Nicea.) De tal manera, durante el primer milenio del Cristianismo, la Iglesia Occidental (la Iglesia Romana) y las Iglesias Orientales (o sea Ortodoxas o Bizantinas) poseían exactamente la misma doctrina (enseñanza) sobre los dogmas de fe, casi los mismos ritos y el mismo derecho canónico. Las Iglesias Orientales no han efectuado desde entonces absolutamente ninguna reforma de estos dogmas y de este derecho canónico y casi ningún cambio en los ritos. Quiere decir, que las diferencias que existen actualmente entre las Iglesias Bizantinas y la Iglesia Romana (y las Iglesias Protestantes) se deben a los añadidos, quitas y cambios efectuados por estas últimas en sus dogmas, cánones y ritos. A su vez, todo lo que las Iglesias Occidentales conservaron sin cambios en sus dogmas, cánones y ritos sigue siendo similar, como antes, a los dogmas, cánones y ritos de las Iglesias Orientales.
Las Iglesias Orientales son católicas (de la palabra griegas “catholou”, lo que significa “según todos”, “con el consenso de todos”), no sólo porque son universales, sino también porque poseen la “totalidad de la fe”, de todos los tiempos y en todos los lugares. También son apostólicas, porque fueron fundadas por los Santos Apóstoles y conservan ininterrumpidamente la sucesión apostólica. El cuarto Concilio Ecuménico, celebrado en el año 451 en Calcedonia, introdujo la denominación «ortodoxo» («recta doctrina» y «recta glorificación»), para designar a los que aceptan en forma total el Credo de Nicea y de Constantinopla y los Dogmas de los Concilios Ecuménicos, sin modificaciones ni agregados ni quitas. En total hubo siete grandes Concilios Ecuménicos, en los que han participado todas las Iglesias Cristianas (tanto las Orientales, como la Occidental), el último de ellos en el año 787, en Constantinopla. De tal manera, las enseñanzas de estos Siete Concilios Ecuménicos, sin agregados, quitas ni reformas, son la doctrina de las Iglesias, que por ello son denominadas (en forma abreviada) Ortodoxas.
Los Cristianos Ortodoxos tienen el mismo Credo de Nicea, original, sin añadidura de las palabras «y del Hijo», al referirse a la procedencia del Espíritu Santo. Tienen los mismos Siete Sacramentos. El Sacramento de la Confirmación (unción con el Santo Crisma) es otorgado inmediatamente después del Bautismo. La Santa Comunión se da a los fieles en forma completa: Cuerpo y Sangre de Cristo. A los niños se les da la Comunión desde que son bautizados, pero la primera Confesión se hace al cumplir siete años. La Iglesia Ortodoxa considera que el Matrimonio debe durar toda la vida, pero en algunos casos concede el divorcio y permite segundas nupcias. Los monjes del clero regular (monacal) deben ser célibes, pero los sacerdotes del clero secular (parroquial) deben estar casados antes de la Ordenación (como antes en Occidente). Para Obispos son ordenados sólo sacerdotes del clero regular (monjes).
( de Santa Sofia. Perspectivas ecuménicas.)