17 de Diciembre celebramos la memoria de la Santa Bárbara, la gran mártir, Tenemos una iglesia en nuestra Diócesis, dedicada a ella. Ese templo es muy pequeño y está ubicado arriba en el lugar del coro dentro de la Catedral de la Resurrección en Buenos Aires.
La vida de la Santa Bárbara
Esta famosa seguidora de Cristo vivió y sufrió durante el reinado del Emperador Maximiano (305-311). Su padre, Dióscoro, era una pagano de la ciudad de Heliópolis en Egipto, y era conocido por su fortuna y su posición. Dióscoro encerró a su única hija, que era inteligente y bella, en una torre alta, la rodeó de todas las comodidades posibles, le dio un ejército de sirvientes, colocó ídolos para adoración, y le construyó un baño con dos ventanas. Mirando a través de las ventanas la tierra y el cielo estrellado, la mente de Bárbara fue abierta por la gracia de Dios, y llegó a conocerle como el único Dios y Creador verdadero, aunque no tenía maestro humano que la trajese al conocimiento de Dios.
Una vez, mientras su padre estaba fuera de la ciudad, salió de la torre, y por la providencia de Dios encontró a unos cristianos que le hablaron acerca de la verdadera fe cristiana. El corazón de Bárbara se encendió con amor por Cristo. Hizo que se abriera una tercera ventana en su baño como símbolo de la Santísima Trinidad, y trazó una cruz con su dedo en una de las paredes, la cual se grabó profundamente en la piedra, como si hubiera sido cortada por un cincel. Un manantial de aguas brotó de una huella suya en el piso del baño, que luego trajo sanidad a muchos. Cuando Dióscoro se entero de la fe de su hija, le golpeó violentamente y la echó de la torre, persiguiéndola para matarla; pero un acantilado se abrió para esconder a Bárbara de su padre.
Cuando ella apareció de nuevo, Dióscoro la llevo ante Marciano, el gobernador de la ciudad, quien la entregó para ser torturada. La inocente Bárbara fue desnudada y golpeada hasta que todo su cuerpo estuvo cubierto con heridas sangrientas; pero el Señor mismo se le apareció en la cárcel con muchos ángeles y la sanó. Un cierta mujer llamada Juliana vio esto y deseó ser martirizada ella misma. Ambas fueron terriblemente torturadas, y luego fueron llevadas alrededor de la ciudad para ser ridiculizadas. Después de esto sus senos fueron cortados y mucha sangre brotó de ellas. Fueron finalmente llevadas al lugar de ejecución, y Juliana murió a manos de soldados, mientras que Bárbara fue asesinada por su propio padre. Ese mismo día, un rayo cayó en la casa de Dióscoro que lo mató a él y a Marciano. Santa Bárbara sufrió en el 306 d. C., y sus reliquias obran milagros.
En el siglo VI las reliquias de la gran Mártir Bárbara fueron llevadas a Constantinopla. Seis siglos después a Kiev por Bárbara, la hija del emperador bizantino Comnenos quien contrajo matrimonio con el príncipe Miguel Izyaslavich, y hasta hoy son preservadas en Kiev. Grandemente glorificada en el Reino de Cristo, ha aparecido muchas veces hasta el día de hoy; algunas veces sola, y otras en compañía de la Santísima Madre de Dios.
Muchos piadosos cristianos ortodoxos veneran a la Santa Bárbara, rezando a ella cada día, recordando la promesa que el Salvador le hizo a Santa Bárbara de que aquellos que la recordaran serían preservados de la muerte fortuita y no se irían de este mundo sin antes haber recibido el Santo sacramento de la Eucaristía.
Fuentes: https://www.facebook.com/ICOSanJorge/ y Crkvenikalendar.com