MENSAJE PASCUAL de Su Eminencia Obispo Juan de Caracas y Sudamérica ⁜ 2024

y estando cerradas las puertas donde estaban reunidos Sus discípulos, por miedo a los judíos, vino Jesús y se puso en medio, y les dijo: La paz sea con vosotros. (Juan 20:19)

Con las primeras palabras que el Señor Resucitado se dirige a Sus discípulos y a nosotros – la paz sea con vosotros, está poniendo los cimientos de la vida en Cristo Resucitado. Con estas palabras no sólo transmite Su paz, como la transmitió a Sus discípulos en vísperas de Su pasión en la cruz, diciendo: La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da, os la doy Yo (Juan 14:27), sino que, de alguna manera, el mandamiento de la paz nos lo está dando a nosotros. La paz sea con vosotros. Esta paz que Él nos da debemos aceptarla, protegerla, desarrollarla y difundirla.

La paz sea vosotros. Estas pocas palabras, en su brevedad y sencillez, encierran un significado amplio y absoluto. Esta paz no puede limitarse únicamente a la ausencia de conflicto, del mismo modo que no puede limitarse a la paz interna, ni siquiera espiritual. Más allá de esto, ella es esa paz que sobrepasa todo entendimiento (Fil. 4:7).

Hermanos y hermanas, todos sabemos por las Sagradas Escrituras que, en nuestro mundo caído, desde los tiempos de Caín, ha habido conflictos y crímenes, y estarán presentes hasta la segunda venida de Cristo. Pero nosotros, si somos cristianos, estamos llamados a algo más, a ser partícipes de la paz de Cristo, sea individualmente como creyentes o colectivamente como pueblo Cristiano. Si no nos esforzamos por alcanzar la paz de Cristo, sino que, nos reconciliamos con conflictos, intentando incluso justificarlos y glorificarlos, nunca podremos esperar ver al Señor Resucitado, quedando en palabras vacías el eterno saludo pascual.

¡Hermanos y hermanas, querido pueblo de Dios! Deseo que tengáis la paz de Cristo Resucitado, paz que sobrepasa todo entendimiento (Fil. 4:7) para que, a pesar de las adversidades actuales, todos podamos participar verdaderamente de la Resurrección Gloriosa de Cristo, tanto aquí como en la eternidad de Su Reino. Porque, según la palabra del Apóstol, ni la muerte ni la vida, ni los Ángeles, ni el Principio, ni las Fuerzas, ni el presente ni el futuro, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra criatura de la creación, podrá separarnos del amor de Dios en Cristo Jesús nuestro Señor (Ro. 8:38-39).


Juan, Obispo de Caracas y Sudamérica,


Pascua del Señor, año 2024

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