¡En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo!
Queridos hermanos y hermanas, en la Liturgia del domingo pasado la Iglesia Ortodoxa inició un ciclo de lecturas del Evangelio según San Lucas La semana pasada escuchamos acerca de cómo nuestro Señor Cristo Jesús llamó a sus primeros discípulos, y hoy, al comienzo de Su sermón terrenal, pronuncia el Sermón de la Montaña, donde establece las bases de la moral cristiana. Es solamente el fundamento, aún sin alcanzar la altura ( la cúspide), se trata de lo que se espera de todos aquellos que quieren disfrutar de Cristo y ser llamados cristianos.
Pero, lamentablemente, hoy hay quienes se presentan como fanáticos de la piedad y la ortodoxia, pero comienzan a decir: «Amar a tus enemigos personales, eso sí, pero no a los enemigos de la Patria o de la Iglesia». Pero Cristo no dijo eso, son las personas que distorsionan los mandamientos de Dios. Es que los judíos, tanto en aquellos tiempos como hoy, no aceptan las palabras del Señor, pero no las distorsionan, pero hay personas que se presentan como cristianos, pero distorsionan los mandamientos de Dios. No solo no los cumplen , sino que también los distorsionan, se justifican y quieren confundir a los demás . El hecho de que el Señor nos dio los mandamientos, ya que Él los dio, significa que es posible cumplirlos. Puede que no sea fácil, pero si fuera fácil, entonces no habría necesidad de darlos. Pero si nos esforzamos y pedimos la ayuda de Dios, entonces podremos cumplirlos. Y si queremos llamarnos cristianos, debemos vivir de acuerdo con Sus mandamientos y no distorsionarlos.
Y hoy El habló de cómo se distingue a los cristianos de los judíos y paganos y de los demás, según su comportamiento. Que un cristiano no solo debe hacer el bien a los que le hacen bien, sino también a los que le hacen daño. Y que un cristiano debería prestar gratuitamente . Cualquiera puede prestar si espera recibir una recompensa, cualquiera puede amar a quienes lo aman. Y el Señor también agrega que no solo debemos hacer el bien a quienes nos hacen daño, sino también amar a nuestros enemigos. El Venerable San Siluan el Athonita vio en esto una evidencia de ser un verdadero cristiano. Si una persona realmente ama a sus enemigos, pero sólo puede hacerlo si vive en Cristo y Cristo está en él. Por tanto, no es el único mandamiento, pero es una revelación del estado de uno. Si realmente vive en Cristo y Cristo en él, entonces también cumple con los otros mandamientos.